LA CRISIS COMO MOTOR DE CAMBIO

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Por: Diego Armando Acosta C
Media Manager – 4am Saatchi & Saatchi

 

Habrá más caos del que vemos hoy, o al menos eso espero. Y digo esto desde mi posición, mi conocimiento y mi verdad que, si bien no pretende ser absoluta, está construida a partir de observar lo que dejamos en el mundo al salir de una crisis.

Ya lo hemos escuchado en Albert Einstein, como de otros brillantes pensadores, que una crisis es también una oportunidad. Por eso, me atrevo a suponer que estamos en la fase inicial de una verdadera evolución: 

Tiempos de Miedo: 

Hace pocas semanas no se sentía la obligación de estar encerrados, de limitar el contacto social. De hecho, éramos tan inconscientes de esta vulnerabilidad, que no percatábamos, nuestra presencia física en contraste de nuestra ausencia mental.

Hoy, tras varios días aislados, evitando por necesidad el contacto físico, anhelando la interacción social mínima, somos presa del miedo, la ansiedad y de la depresión, de la angustia, el aburrimiento y la desesperación, como lo muestran los datos; tan solo en las ultimas semanas, estos términos han mostrado un crecimiento acelerado en los buscadores de internet, como se evidencia en Google Trends. Y que oportuno es ese comentario: Nunca se es más honestos que cuando se busca en internet. 

Hay toneladas de información disponible y tiempos de consumo en medios con incrementos acelerados. La televisión retomando su papel en los años 80” como un miembro más presente en la cotidianidad de los hogares. Los programas de radio hablado se convierten en una compañía para las nuevas actividades diarias y digital como el nuevo todo. Sin duda, estamos ante la crisis mundial con mayor cubrimiento en tiempo real y posiblemente la época con más temor o ansiedad colectiva.

Tiempos de Aprendizajes: 

Pero no todo es malo. Habrá aprendizajes que aún no conocemos y, por tanto, seguirán siendo inconclusos. Hay otros, como la redefinición del hogar. Pasando de ser ese espacio en donde dormimos, nos vestimos y abandonamos en las mañanas para, llegar en las noches a dormir. Transformándolo es un espacio que sustituye todo: Los restaurantes de la ciudad, las salas de cine, los gimnasios, los teatros. Etc.

Si todos entendemos que este hogar no son los 50 u 80 metros² por lo que caminamos. Son los más de 500 millones de km² que tiene la tierra y que está en nosotros hacerlos nuestro mejor hogar. Aunque puede sonar romántico, pero comprenderlo es sencillo. Solo viendo la reducción de los índices de contaminación y la cantidad de artículos no necesarios que dejamos de consumir, así como y la cantidad de tiempo que venimos ganando. 

También es una oportunidad para controlar el impacto exterior en el efecto interior. Y es que, en momentos en que los tiempos en pantalla se duplican, aumentando el tiempo libre, todo el mundo está compartiendo desde su casa la visión que ha construido de esta crisis. ¿Qué hacemos con toda esta información?, ¿En qué vamos a invertir el tiempo libre? ¿Qué contenido estamos consumiendo y por cuánto tiempo? Por ello, uno de los grandes aprendizajes debe ser regular, controlar y asimilar lo que nos llega para ser consciente del papel que cada uno tiene en esta crisis: o somos generadores de miedo o promotores de transformación. 

No podría faltar la capacidad que todos estamos desarrollando para adaptarnos a un mundo físico-digital. Hoy tenemos reuniones familiares, citas amorosas, cenas con amigos, revisiones médicas, compras, etc. a través del celular. Sin duda, han cambiado modelos de pensamiento que nos permite adecuarnos a una nueva realidad, rompiendo la barrera del On y Off. 

Tiempos de Conocimiento: 

Ya, para concluir, espero con ansias el avance de estos tiempos, Ya que serán las más reveladores sobre nuestros enfoques ante una crisis. Después vendrá la reflexión y nos preguntaremos ¿Qué conocimiento nos queda? La respuesta va más allá de la manera correcta de lavarnos las manos y los cuidados de higiene. 

Sin miedo a equivocarme, los que están llegando más rápido a estos tiempos son los organismos estatales que ajustan sus enfoques para soportar la crisis, las compañías que redefinen sus modelos de negocios y se adaptan a un propósito claro de la humanidad, las miles de personas curadas que agradecen la posibilidad de continuar con vida y todos los que están aprendiendo el valor del presente consciente. Tenemos la oportunidad de aprender como sociedad consciente y como individuos de cambio.

Es claro que vamos a salir de aquí. Pero, si queremos grandes cambios, necesitamos fuertes sacudidas. Este no es el fin de nuestro mundo, es la transformación del actual.

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